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Los viajes hacia las áreas de alimentación de un grupo de ballenas francas australes están siendo monitoreados satelitalmente y sus recorridos pueden conocerse a través del sitio www.siguiendoballenas.org. La tecnología aplicada en el proyecto “Siguiendo Ballenas” permite localizar ambientes clave del Atlántico Sur para el ciclo de vida de la especie y generar información relevante para su conservación.
Lunes 1 de noviembre 2021 – Un equipo integrado por miembros de instituciones académicas, gubernamentales y de la sociedad civil de Argentina, Brasil y Estados Unidos, trabajó intensamente desde fines de septiembre hasta comienzos de octubre en la colocación de 18 transmisores satelitales en ballenas presentes en el área reproductiva Península Valdés, Chubut, Argentina. Algunas ya partieron de las tranquilas aguas del Golfo Nuevo y emprendieron sus viajes hacia las áreas de alimentación en el Atlántico Sur. Hoy la tecnología satelital permite seguir sus recorridos que pueden visualizarse desde el sitio www.siguiendoballenas.org.
Aunque la caza comercial ya no representa una amenaza para esta especie y la población de Península Valdés continúa aumentando, diversas actividades e impactos humanos constituyen riesgos crecientes para estos grandes mamíferos, como la colisión con embarcaciones, el enmallamiento en artes de pesca, la actividad sísmica offshore, la contaminación marina y los crecientes efectos del cambio climático.
Caracterizar los sitios relevantes para la supervivencia de la especie permite remarcar la importancia de las Áreas Marinas Protegidas para su conservación y resulta un insumo valioso para recomendar regulaciones de actividades (pesqueras, petroleras y de transporte naviero) con potencial impacto sobre las ballenas y otras especies marinas. Además, el proyecto resalta la relevancia de los golfos de la Península Valdés para su reproducción, y para el desarrollo del turismo responsable de avistaje de ballenas.
Navegar la web, viajar con ballenas
El proyecto no sólo genera información científica inédita, sino que también la vuelve accesible a todas aquellas personas interesadas, quienes pueden seguir los recorridos de los individuos monitoreados a través del sitio web www.siguiendoballenas.org.
Los aparatos dejan de enviar datos cuando se desprenden o se agotan sus baterías, lo que puede ocurrir semanas o meses después de colocados, dependiendo de varios factores, pero principalmente del tipo de tecnología aplicada. Los dispositivos de rastreo satelital no afectan la salud ni el comportamiento de los animales, dos condiciones fundamentales de esta investigación.
En la temporada anterior, los avances tecnológicos incorporados a los transmisores satelitales permitieron incrementar su tiempo de permanencia y lograr, para algunos individuos, registros de más de 200 días y a lo largo de 19 mil kilómetros. Este año, se colocaron 12 dispositivos de corta duración y 6 de larga duración.
A un mes de iniciado el proyecto, siete transmisores dejaron de emitir señal, pero en este tiempo se registraron sus desplazamientos por el Golfo Nuevo y la partida de algunos. De los once individuos de los que aún se recibe posición, cinco (Centaura, Electra, Andrómeda, Venus y Oberon) permanecen en las aguas del golfo; seis abandonaron el área (Amalthea y Procyon, dos hembras con cría, y Orion, Rigel, Fénix y Titán, cuatro individuos solitarios) y recorrieron centenares de kilómetros sobre la plataforma continental con rumbo sur o hacia el borde del talud, frente al extremo norte del Golfo San Jorge.
Investigación a gran escala
El proyecto “Siguiendo Ballenas” surgió en 2014 como recomendación de la Comisión Ballenera Internacional para fortalecer la conservación de la ballena franca austral, y hoy transita su sexta temporada (en 2020 debió suspenderse debido a la pandemia por COVID-19). Los resultados del seguimiento satelital del presente estudio, los obtenidos en años anteriores y los que resulten de relevamientos futuros, serán insumos necesarios para el manejo y la conservación de esta especie emblemática.
Las ballenas de Valdés atraviesan zonas económicas exclusivas de diferentes países y las aguas internacionales adyacentes, reforzando la necesidad de coordinar esfuerzos a nivel regional para su conservación. A lo largo de sus travesías entre las áreas de reproducción y las de alimentación, algunos individuos monitoreados en años anteriores permanecieron en sectores relevantes por su productividad o características oceanográficas, como el frente del talud, la ecorregión de las Islas Malvinas, el área marina protegida Namuncurá – Banco Burdwood, el frente de Valdés y el “Agujero Azul”, sobre el que actualmente existe un proyecto de Ley en el Congreso Argentino para la creación de un Área Marina Protegida bentónica.
Finalmente, la cantidad de instituciones de prestigio involucradas en el proyecto representa una fortaleza para su ejecución y se evidencia en los resultados obtenidos al momento. “Siguiendo Ballenas” es posible gracias a la articulación de esfuerzos del Laboratorio de Mamíferos Marinos del CESIMAR-CONICET, CIMA-CONICET, ESCiMar de la Universidad Nacional del Comahue, Fundación Patagonia Natural, Instituto Aqualie, Instituto de Conservación de Ballenas, Marine Ecology and Telemetry Research, National Oceanic and Atmospheric Administration, Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral, University of California Davis – Wildlife Health Center y Wildlife Conservation Society Argentina. Este proyecto cuenta además con el aval del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina y la provincia de Chubut, y con el apoyo de la Asociación de Guías Balleneros de Puerto Pirámides.
CONTACTO DE PRENSA:
Florencia Lemoine, Coordinadora de Comunicación WCS Argentina, +11 33171923, flemoine@wcs.org